En las familias es normal que las personas tengamos diferentes preferencias,
opiniones e intereses, pero ¿qué ocurre cuando esto afecta
la convivencia?
Muchas veces ocurre que las personas adultas de la familia (generalmente
las mamás y los papás) se oponen a que las demás
se vistan de determinada manera, que usen tatuajes o que los varones usen
aretes y las jóvenes se perforen la nariz, el ombligo o el labio
para usar aretes; que hablen de una forma "extraña";
escuchen música "escandalosa", entre otras cosas.
Observa las imágenes de las modas de diferentes épocas:

Escribe tu opinión acerca de las imágenes que observaste:
Describe los gustos e intereses de las personas adultas y jóvenes
de tu familia.
Una idea falsa acerca de las personas da origen a prejuicios, es decir,
se les juzga sin tener un real conocimiento de ellas y eso provoca que
se les discrimine o se les considere inferiores. Una manera de acabar
con estos prejuicios es conocer mejor a las personas, las razones de sus
opiniones y formas de ser, y así comprenderlas y respetarlas.
Las actitudes de rechazo o exclusión a las personas por sus gustos,
sus valores o creencias religiosas, o sus intereses afectan la convivencia.
Esto es muy notorio en el caso de las y los adolescentes, y hay que tomar
en cuenta que cada generación tiene su propia manera de ser, de
pensar y de comportarse, y que es conveniente una actitud de respeto hacia
estas diferencias, mientras no causen daño a otras personas o a
sí mismos.
Algunas veces, esta falta de coincidencia en intereses o necesidades
provoca conflictos o "broncas" que alteran la convivencia porque no se
resuelven adecuadamente;
sin embargo, un conflicto puede ser la oportunidad para que las personas
expongan sus puntos de vista y lleguen a un acuerdo mediante el diálogo.
En el siguiente tema se muestran distintas situaciones que ayudarán
a entender los conflictos y a reflexionar sobre formas positivas de resolverlos.
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