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Unidad 3 • Tema 3 • Actividad 13  Actividad 13. La ansiedad
Ante diferentes circunstancias podemos sentir una inquietud y agitación constante en el pecho o en el cuerpo, lo cual es una señal de alerta para cuidar nuestra salud emocional.
Contesta.
¿Has sentido alguna vez una angustia muy fuerte e inexplicable?
¿Qué te angustiaba?
¿Qué sentías?
¿Cómo lograste serenarte?
Eso que viviste fue ansiedad o angustia, la cual se manifiesta con una inquietud y agitación constante, congoja o temor, a veces permanente, provocada por algo desconocido, que nos preocupa o no podemos controlar; por ejemplo, el miedo sin causa justificada de que “se presente un acontecimiento desagradable” o que “una persona cercana sufra un accidente o enfermedad”. La ansiedad, en muchas ocasiones, forma parte de la depresión.
Da un clic en la frecuencia con la que presentes los siguientes síntomas.
Síntomas |
Siempre |
Casi siempre |
Nunca |
Te preocupas mucho por el trabajo, la pareja o los hijos. |
Sientes irritación, enojo y mal humor la mayor parte del tiempo. |
No puedes concentrarte o relajarte. |
Sientes tu cuerpo tenso, te muerdes los labios, uñas o te jalas el cabello. |
Experimentas cansancio, fatiga; no tienes ganas de hacer nada. |
Duermes mucho o tardas en conciliar el sueño. |
Si respondiste a tres síntomas “siempre” o “casi siempre”, puedes tener un trastorno de ansiedad o angustia; te recomendamos acudir al centro de salud o con tu médico.
- Es normal sentir preocupación, angustia o ansiedad ante casos o situaciones que vivimos diariamente; por ejemplo, la enfermedad de alguien, los problemas económicos, la separación, el cambio de domicilio, los nacimientos y otros sucesos.
- Para calmar la angustia, la ansiedad o el exceso de preocupación, es importante respirar profundamente y tratar de tranquilizarnos. Caminar y sentir el aire fresco puede ayudar a despejarnos e identificar cuáles son los pensamientos que nos provocan ansiedad para modificarlos. Procura dormir y comer bien.
- Evita automedicarte, es decir, tomar medicamentos no recetados por un especialista, así como tecitos que pueden aminorar la angustia pero que no curan la causa.
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