Los bancos y la economía

Los bancos son instituciones que resguardan algunos bienes y dinero, que hacen negocios con esos bienes y que cumplen una función social al estimular las actividades económicas para que la gente participe en el desarrollo económico. Por eso uno de los servicios que los bancos nacionales están obligados a ofrecer a las personas y a las instituciones de un país, es el de prestarles recursos con los que puedan desarrollarse, alcanzar mejores niveles de vida y aumentar su capacidad de producir y consumir bienes y servicios. El dinero y las ayudas que prestan los bancos deben contribuir a que la economía se mantenga en movimiento; la economía necesita los servicios de los bancos y éstos necesitan de las actividades económicas que realizan las personas que viven en sociedad, por ejemplo ahorrar y pedir préstamos.

Las relaciones comerciales entre diferentes naciones también han hecho necesaria la creación de bancos internacionales, es decir, que tienen como clientes a los países del mundo, no a personas individuales. Uno de esos grandes bancos, el Fondo Monetario Internacional (conocido como FMI), empezó a funcionar en 1946 para ayudar a que el comercio internacional se expandiera equilibradamente. En la actualidad este banco cuenta con 182 países socios, entre los cuales se encuentran los países más ricos del mundo y otros menos ricos, como México.

El FMI apoya y promueve la economía neoliberal; ayuda a los países que tienen deudas que no pueden pagar, prestándoles dinero y asesorándolos para que modifiquen su economía interna y la hagan más adecuada a la economía de libre mercado. Legalmente, el FMI no tiene autoridad para modificar la economía interna de ningún país, pero les indica cómo hacer mejor uso de su riqueza nacional y cómo enfrentar sus problemas económicos, de modo que no afecten la economía mundial. Es un hecho que, si no se cumplen las condiciones que impone, el FMI no presta dinero.

En 1982, por ejemplo, cuando México tuvo graves dificultades para pagar sus deudas con el exterior, el FMI intervino en nuestro país y en otros que tenían crisis económicas, prestándoles fuertes cantidades de dinero. A principios de los años noventa, luego de la desintegración del Bloque Soviético, también colaboró, aunque tardíamente, para que las nuevas naciones adoptaran un régimen económico de libre mercado. Más recientemente, la crisis económica de Brasil pudo haber afectado a otros países, más de lo que afectó la crisis mexicana de 1994 conocida como Efecto Tequila, pero el FMI intervino para calmar la intranquilidad de los mercados internacionales y evitó que los inversionistas extranjeros sacaran masivamente su capital de Brasil y de otros países involucrados. La banca internacional vela porque no se afecte el orden económico mundial.

Otra institución internacional con gran poder es el Banco Mundial (BM). Éste fue creado después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1944), para ayudar a reconstruir la economía de los países europeos afectados por la guerra. Ésta fue su principal misión hasta 1948; a partir de entonces, se dedica a conceder préstamos a los países menos desarrollados del mundo, para que aumenten su productividad. Para recibir un préstamo de este banco, el país que lo solicite debe ser miembro del FMI y también debe ser capaz de responder a las obligaciones que se derivan del préstamo. El Banco Mundial presta dinero sólo para proyectos específicos. Algunos de los sectores que más se han beneficiado por los préstamos del BM son los transportes y la energía en los países pobres.

El FMI y el Banco Mundial, en todo caso, deben cumplir con la función de analizar los grandes problemas sociales, económicos y políticos del mundo; con esos datos, elaboran informes acerca de educación, nutrición, natalidad, mortalidad, salud, empleo y muchas otras variantes que afectan la economía de los países. También hacen estimaciones o cálculos para determinar maneras de estimular el desarrollo de los países pobres, y señalan a éstos qué conviene hacer y qué no para mejorar su situación. Sin embargo, sus cálculos e informes son criticados en los países pobres, porque no parecen ver el lado humano de la crisis económica. Por ejemplo: en su informe sobre la pobreza, en 1990, el BM considera que una persona, en cualquier lado del mundo, es pobre si tiene el equivalente de menos de diez pesos mexicanos diarios para sobrevivir; de este modo, el BM ve la pobreza como una cuestión de “mínimos” y “máximos” de dinero y no como una situación que a mucha gente le impide gravemente satisfacer sus necesidades básicas.

A la banca internacional también se le critica que ayude a los países con problemas económicos principalmente para que su población pueda seguir consumiendo mercancías y servicios, para que sus trabajadores alcancen una escolaridad básica que no entorpezca el crecimiento de las industrias, o para que el descontento social no se desborde.

En la actualidad muchos países latinoamericanos, africanos y asiáticos recurren a los préstamos de los grandes bancos para solucionar sus problemas de gran pobreza. Algunos no mejoran su situación y otros mejoran muy poco. A pesar de recibir préstamos por miles de millones de pesos, siguen siendo países pobres. Una razón para que esto ocurra es que los países pobres constantemente están endeudados con estos organismos internacionales, pues aparte del dinero que les prestan para desarrollar proyectos, les prestan para que puedan pagar la deuda y los intereses que ellos mismos les fijan. La corrupción también es causa de que algunos de estos préstamos jamás lleguen a aplicarse a los proyectos para los que se solicitan.

En los últimos años el FMI y el Banco Mundial han enfrentado el descontento de grupos humanos, que se manifiestan en las ciudades donde estos organismos realizan sus reuniones de trabajo. Las personas que se oponen a las ideas y las prácticas del FMI y el BM, en su mayoría jóvenes estudiantes y obreros, con sus protestas pretenden atraer la atención mundial para que se ponga un alto al neoliberalismo, porque sus efectos económicos hacen más grande la brecha entre pobres y ricos en el mundo, dañan el medio ambiente y destruyen las culturas aborígenes.

Los funcionarios del FMI y del BM consideran que la única manera de reducir la pobreza y llevar progreso a más gente, es fortalecer el comercio mundial, por lo que actualmente discuten la posibilidad de reducir la deuda de los países que deben mucho, así como promover programas que combatan la pobreza en el mundo. Esta medida, por ejemplo, beneficiaría a 33 países pobres, la mayoría de ellos africanos, y tres latinoamericanos: Jamaica, Bolivia y Nicaragua.

Recientemente, congresistas de Estados Unidos y de Europa también cuestionaron al FMI; se preguntan si este organismo es efectivo como supervisor mundial de los países pobres, ya que no ha conseguido que éstos cambien su economía para hacerla más favorable al libre comercio. Así, mientras los países ricos consideran que el FMI no compromete a los países pobres para que cumplan, algunos de éstos piden que se revisen las medidas económicas que les impone el FMI, que oprimen y empobrecen más a los pueblos.