Solidaridad
Los programas de desarrollo social en México han sido muy importantes para atacar la pobreza. Uno de ellos fue el Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL) surgido en 1988 y concluido en 1994. Los primeros cuatro años formó parte de la Comisión del Programa Nacional de Solidaridad, pero luego se integró a la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), que reemplazó a la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (SEDUE).
Al igual que otras estrategias anteriores, Solidaridad pretendió combatir la pobreza extrema, por lo que se unieron esfuerzos del gobierno y los grupos sociales a los que atendería. En un principio, el objetivo era responder a las demandas de servicios básicos para la familia; luego se vio la necesidad de abarcar otros aspectos y se amplió a proyectos productivos que también sirvieran para impulsar el bienestar familiar. La estrategia consistía en que el gobierno proporcionaría materiales y asesoría a la población beneficiada, mientras ésta cooperaría con mano de obra. Así se crearon los Comités de Solidaridad, integrados por representantes de cada comunidad. Para 1994, esos comités ya sumaban 250 mil. Además se capacitó a más de 228 mil vocales de control y vigilancia. | ![]() |
Las principales acciones que Solidaridad llevó a cabo fueron:
Los partidos de oposición acusaron al partido en el poder (PRI), que era el que coordinaba Solidaridad, de manejar mal los fondos y usarlo para ganar votos; por eso se creó la Contraloría Social, con el fin de vigilar, controlar y evaluar la distribución del presupuesto otorgado por el gobierno a SEDESOL. | ![]() |
Pero el problema de la pobreza en México es mucho más grave y, aunque se pretendió poner especial atención en las zonas de mayor marginación como Chiapas, Oaxaca y Guerrero, no pudieron evitarse los problemas sociales que desencadenaron el movimiento armado en Chiapas en 1994. El gobierno invirtió parte del presupuesto destinado a otros sectores en la zona de emergencia y Solidaridad perdió atención. Debido a la gran cantidad de familias pobres que hay en México los resultados no brillaron mucho, por lo que no es fácil determinarlos. A pesar de esta situación y de los cuestionamientos que se hicieron con respecto a Solidaridad, el programa fue muy popular, no sólo dentro, sino incluso fuera del país.
Otros países quisieron instituir programas semejantes; por ejemplo, Nicaragua recuperó la experiencia de Solidaridad e incluso pidió asesoría a México para llevar a cabo un plan similar.