Otras raíces de nuestra cultura

El 12 de octubre de 1492, los españoles llegaron a América. A partir de esa fecha, los europeos realizaron diversas expediciones que dieron como resultado la conquista de las tierras del llamado Nuevo Mundo; surgen entonces las colonias o territorios que dependían de países europeos como España, Inglaterra, Portugal y Francia.

En 1521, los españoles, comandados por Hernán Cortés, vencen uno de los más importantes centros del poder indígena del norte de América, México-Tenochtitlan. Con la rendición del territorio habitado por los aztecas o mexicas se da inicio a un periodo de colonización durante el cual las tierras conquistadas se convirtieron en colonia de España, es decir, en un territorio bajo el dominio de los reyes de España. Este dominio continuó hasta 1821.

Con la conquista y posterior colonización de México, las profecías del Chilam Balam de Chumayel, libro sagrado maya, se cumplían: “El blanco gemelo del cielo ha llegado, y castrará al Sol, trayéndonos la noche, y la tristeza, y el peso del dolor…” A la batalla armada siguieron otros enfrentamientos y confrontaciones entre las civilizaciones indígenas y los españoles.

En las tierras descubiertas existían diferentes grupos étnicos a los cuales los españoles dominaron; muchos de ellos pasaron a ser peones en las tierras que antes fueran suyas; otros retrocedieron y abandonaron sus tierras; algunos más resistieron y fueron exterminados. En los dos primeros casos, se inició un intenso intercambio cultural que dio origen a una nueva cultura, la cultura mestiza.

Para el caso de México, el mestizaje biológico, representado inicialmente por descendientes de la unión de españoles e indígenas, dio paso a un mestizaje cultural. Como resultado de éste los mundos indígenas incorporaron a sus formas de representación nuevos símbolos, crearon nuevas costumbres, creencias, prácticas religiosas y dieron una nueva vida a la lengua heredada, no sin violencia, por los españoles.


Cortés y la Malinche. Fragmento del mural de José Clemente Orozco.

Otras aportaciones que llegaron a través de los españoles provenían de la cultura árabe. Los árabes llegaron al sur de España en el año 711 de nuestra era y permanecieron allí por más de 700 años. Durante ese periodo se realizó un fuerte intercambio cultural, en virtud del cual la ciencia, la medicina, la astronomía, la arquitectura y las matemáticas tuvieron avances notables; el álgebra y el concepto de cero llegaron a España con los árabes. El lenguaje de España se enriqueció, muchas de las palabras castellanas son de origen árabe. Los árabes también introdujeron a España el papel, el algodón, el arroz y la caña de azúcar.

El mestizaje biológico del cual desciende el pueblo mexicano tiene otra raíz importante: la cultura negra. Desde 1518, el emperador Carlos V reguló la entrada a las colonias españolas de esclavos africanos. Éstos fueron utilizados como la principal fuerza de trabajo. El crecimiento de la población indígena había disminuido debido a guerras, fuertes epidemias, transformación del entorno y los malos tratos a la que estuvo sujeta.

La población africana se ubicó principalmente en las costas de Veracruz, Costa Chica de Guerrero, Oaxaca, Colima, Campeche, Tabasco, Tamaulipas, así como en los estados de Puebla, Michoacán, Guanajuato y Nuevo León.

Los esclavos llegaban, principalmente, de Senegal, Cabo Verde y Angola. El tráfico y comercio de esclavos fue muy importante inicialmente para el desarrollo de la agricultura y la minería. Después, su participación en la economía se amplió; eran reconocidos por sus actividades manuales y se les incorporó en la realización de muchos oficios y ramas de la artesanía, a través de las cuales heredaron a la cultura mestiza de América importantes huellas de la raíz negra.

Fue tal el crecimiento de la población negra que, después de África, América es el continente en el que hay más habitantes negros. La cultura africana interactuó fuertemente con la indígena y la española; no sólo dejó a la cultura mestiza su herencia biológica, también legó características de sus relaciones sociales, de su habla, prácticas religiosas, medicina tradicional, creencias, formas de alimentación, costumbres y ritos de los que prevalecen hasta nuestros días diversas expresiones estéticas y musicales.

En 1821, año en que se independiza nuestro país de España, llegaron a México inmigrantes de Francia que dieron un fuerte impulso a la banca, la industria textil y el comercio. Posteriormente, durante el de Porfirio Díaz (1876-1911), se favorecieron las inmigraciones, es decir la llegada y el establecimiento de ingleses, franceses y norteamericanos, sobre todo porque se pensaba que estas poblaciones apoyarían el desarrollo económico del país, además de modificar y mejorar su forma de vida. Entonces inmigraron a México una gran variedad de técnicos y personas que dominaban muchos oficios y profesiones.

En las últimas décadas del siglo XIX, México recibió población asiática, china y japonesa, que se asentó principalmente en el Norte, en la capital y en algunas entidades del Sur, dedicándose a la agricultura y al comercio. En ese mismo periodo se instaló en la Ciudad de México un grupo importante de libaneses cristianos, que se dedicaron al comercio.

En años más recientes, como consecuencia de movimientos armados, migraron europeos. Por ejemplo, antes y después de las dos guerras mundiales llegaron a México importantes grupos de población judía. En 1936, el país recibió a inmigrantes españoles que huían del fascista de Franco; ellos contribuyeron de manera importante a la vida académica y cultural de México.


Lázaro Cárdenas con refugiados españoles.

Durante los años setenta y ochenta, a causa de conflictos políticos ocurridos en América Central y América del Sur, el país recibió importantes grupos de inmigrantes principalmente de Chile y Argentina; también llegaron inmigrantes de Uruguay, Brasil, Guatemala, Salvador y Nicaragua. De estas naciones llegaron intelectuales, profesionistas y personas con oficios distintos que han contribuido al desarrollo de distintos ámbitos de la vida nacional.

Nuestro país se reconoce como pluricultural, no sólo por la existencia de distintas culturas étnicas originarias, sino también por las aportaciones que las distintas culturas de inmigrantes han heredado al patrimonio cultural de México.