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El pueblo huichol considera que es
su obligación mantener encendidas las velas de la vida
y conservar en equilibrio las fuerzas de la naturaleza. En
la Sierra Madre Occidental viven cerca de siete mil huicholes.
Durante cientos de años se han dedicado a la agricultura
de autosuficiencia, es decir, a cultivar lo que se comen.
Pero la tala de sus bosques y la invasión de sus tierras
los ha hecho emigrar como jornaleros.

Los huicholes de Nayarit
trabajan en los campos de cultivo de tabaco expuestos a plaguicidas
extremadamente tóxicos. La agroindustria, es decir,
la producción agrícola en grandes cantidades
que se utiliza en la industria para procesar productos del
campo (mermeladas, cigarros, productos congelados, etcétera),
se basa en la máxima explotación de la tierra
para generar grandes ganancias en el menor tiempo y las menores
pérdidas posibles. Por eso, utiliza sustancias que
matan toda clase de plagas. Algunas de estas sustancias son
tan tóxicas que un gramo puede matar a una persona.
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Para aplicar estos productos,
la gente debe cubrirse la cara, los brazos y las manos,
pero los indígenas que trabajan en estos campos
no lo saben y las empresas que los contratan no les proporcionan
el equipo adecuado. |
Esta falta de conocimiento
sobre lo tóxico que son estos productos hace que
la gente los maneje en sus casas sin protección
y, a veces, mezclando el producto con las manos.
Hasta el agua para beber en el campo la llevan en las
botellas que contenían plaguicidas; el producto
se adhiere a las paredes de las botellas y contamina el
agua que beben.
El salario depende de la cantidad de trabajo realizado. Por eso, la familia entera, incluyendo niños y niñas, trabajan en las plantaciones. Es muy común que los menores preparen y apliquen los plaguicidas. |
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Oficialmente, en 1993 se registraron
1 500 muertes por plaguicidas en México. Esto quiere
decir que se murieron cuatro personas cada día. Sin
embargo, hay quienes piensan que esta cifra es mucho mayor,
pero casi nunca se registran los casos. Además de la
gente que se muere, muchos otros quedan con serios problemas
de salud.
Florentino Márquez está paralizado porque el
contacto constante con estos productos le dañó
los nervios de la columna vertebral. Los pobladores de Santa
Catarina comentaron en una entrevista: "Vinimos a buscar
trabajo y nos llevamos el veneno en el cuerpo".
La información no llega. Los jornaleros no conocen
las campañas que realiza la Secretaría de Salud
y tampoco deciden qué plaguicida usar ni en qué
cantidades; esa decisión la toman entre los fabricantes
del producto y las compañías tabacaleras. La
ley es clara al decir que las empresas tienen la obligación
de capacitar a quienes utilicen los productos y deben darles
equipo de protección.
Sin embargo, las empresas no se hacen responsables de los
daños y muertes; culpan a los trabajadores "por
no leer las etiquetas". Muchos huicholes no saben leer,
otros ni siquiera hablan español.
Una situación que agrava el problema es la desnutrición
crónica que padece este grupo humano. Eso hace que
se intoxiquen con mayor facilidad. Algunos mueren por intoxicaciones
agudas, es decir, que pasa muy poco tiempo entre la exposición
al producto y la muerte. En la mayoría de los casos
la intoxicación es crónica y no se dan cuenta
hasta que ya es tarde. Enferman de la sangre, del sistema
nervioso, del hígado o y se dan malformaciones al nacer.
Hasta 1993 se usaban en México 32 plaguicidas prohibidos en Estados Unidos por su alta toxicidad. El CuproQuad (Paraquad) es uno de ellos. Es un herbicida que evita que crezcan hierbas en los cultivos. Es considerado de los más peligrosos del mundo. Sin embargo, en México se utiliza. El Esteron (2-4 D) es otro herbicida que fue utilizado en la guerra de Vietnam para acabar con el follaje de los árboles y evitar que los vietnamitas se escondieran en los bosques. Hasta la fecha, nada crece en las tierras de Laos donde rociaron 2-4 D. En las comunidades huicholas lo venden en las tienditas y lo almacenan junto con los alimentos.
¿QUÉ PODEMOS HACER?
Tenemos que exigir que se informe a la gente sobre el riesgo a la salud y al ambiente que corre al usar estos productos.
Es urgente exigirles a las empresas que protejan con información
y equipo adecuado a los trabajadores del campo.
Las empresas deben garantizar que los jornaleros no estén sometidos a situaciones de riesgo. México firmó el Convenio Internacional que prohibe el uso de algunas sustancias altamente tóxicas. Tenemos que saber qué sustancias quedarán prohibidas. |

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