Cuando los ejidatarios se enteraron de lo riesgoso que es aplicar insecticidas y plaguicidas sin las precauciones necesarias, se informaron y encontraron que éstos pueden provocar los siguientes daños:

Contaminan el medio ambiente, ya que en los insecticidas y plaguicidas existen sustancias que son tóxicas o dañinas, sus efectos perduran mucho tiempo después de haberlos utilizado.





Matan no sólo a los insectos o plantas sino también a los animales que se alimentan de éstos, por lo que para el siguiente cultivo, las plagas no tienen enemigos naturales y afectan más a los cultivos.





Contaminan ríos, lagos y mantos acuíferos, pues cuando llueve los restos de los insecticidas, plaguicidas y herbicidas se filtran en la tierra envenenando los ríos y mantos subterráneos, además cuando son arrastrados hasta los ríos, matan a los peces y a otros animales y plantas que viven ahí.

La naturaleza tiene un equilibrio, en el que cada uno de los seres vivos que lo conforman, cumple una función dentro de la misma y al afectar a uno de éstos se afecta a todos los demás.

En algunas ocasiones los daños son menores, pero en otras, los daños son en verdad graves y fuertes.

A veces los daños no son visibles de inmediato, sino que se van produciendo poco a poco y cuando nos damos cuenta es más difícil remediarlos. Los daños al medio ambiente pueden ser ocasionados por el mal empleo tanto de insecticidas y herbicidas como de fertilizantes, lo que causa cambios en la composición del suelo, y así, en lugar de obtener beneficios, se perjudica la tierra y a otros seres vivos.

Los daños al medio ambiente también pueden ser provocados por la práctica de ciertas técnicas de cultivo, por ejemplo, la roza, tumba y quema cuando no se deja pasar el suficiente tiempo para que vegetación y suelo se recuperen.

La roza, tumba y quema, consiste en abrir nuevos terrenos al cultivo, primero se hace la roza o chaponeo del lugar, luego se hace la tumba de árboles dejando desprotegido el suelo. Se deja que el sol seque las plantas y finalmente se hace la quema para limpiar el terreno.

En muchas ocasiones, la quema no se hace en forma adecuada, y el fuego se propaga a otras áreas ocasionando grandes incendios. Además produce daños severos al terreno porque el calor excesivo puede dejarlo estéril, contamina el aire y destruye recursos naturales que podrían ser útiles para el hombre y limita las posibilidades de vida de plantas y animales.

Estos terrenos por lo regular tienen un tiempo corto de aprovechamiento (de dos a tres cosechas), es decir, que se agotan rápido, porque son terrenos con una capa de suelo muy delgada (de 10 a 20 cm), son pedregosos y al estar descubiertos, son más propicios para que el viento y el agua los erosionen. Esto obliga al desmonte de otro terreno, dejando el anterior sin uso y tendrían que pasar muchos años para recuperar la flora y fauna perdida. Si el desmonte o la deforestación es muy grande, muchas especies vegetales y animales pueden desaparecer (extinguirse, acabarse).

Con este tipo de acciones se propicia la erosión o pérdida de suelos, por los efectos de la lluvia o el viento, además se rompe el equilibrio de la naturaleza ya que dejamos sin hogar, por ejemplo, a insectos que son necesarios para la polinización y que a su vez sirven como alimento a otros animales mayores, o a pájaros que se alimentan de gusanos o insectos que plagan los cultivos, etcétera.

Actualmente se han tomado diferentes medidas para evitar los efectos de la erosión, y así conservar y dar un mejor uso a las tierras que se utilizan para cultivos.

Las medidas preventivas para evitar la erosión del suelo son:

• Evitar el corte o la tala de árboles exagerada.



• Reforestar las zonas boscosas destruidas por la tala o incendios, es decir plantar nuevos árboles.



• Hacer cortinas rompevientos para evitar la erosión provocada por el viento.



• Hacer terrazas en terrenos de mucha pendiente.



• Sembrar pastos que sirvan para retener el suelo y que se utilicen como abonos verdes.



• Evitar el sobrepastoreo y definir zonas para tal fin, practicando la rotación de potreros.



• Elegir las técnicas adecuadas de cultivo para conservar el suelo.

¿Qué opinas de las medidas para evitar la erosión?

La conservación y mejoramiento del suelo es una tarea que nos corresponde a todos, porque de ello depende que obtengamos buenas cosechas, que los animales tengan alimento y, lo más importante, que nuestros hijos tengan en el futuro una tierra fértil y útil para trabajar.

Por lo anterior profundizaremos en su estudio leyendo el documento titulado Conservación de los suelos.