A pesar de iniciar el nuevo milenio con grandes avances en la ciencia y en la tecnología, los seres humanos, como sociedad, no hemos podido resolver muchos de los grandes y graves problemas que nos aquejan, como por ejemplo la pobreza extrema y la violencia de diferentes tipos.
Tal vez también hemos estado en alguna situación como víctimas de la violencia, por ejemplo cuando nos han gritado, insultado, amenazado o golpeado; o bien, hemos sido nosotros los violentos cuando le gritamos a otra persona, la insultamos, la amenazamos o la golpeamos. ¿Tú cómo has visto
que se manifiesta la violencia en tu comunidad, colonia o barrio? Como podemos ver, aunque se expresa de muchas maneras, la violencia es cualquier acto que atenta contra los derechos, la voluntad y la integridad física y emocional de las personas, o que afecta a sus relaciones sociales. También puede ser el obligar a los otros a hacer lo que nosotros queremos. Hay otras formas de violencia que, aunque no se vean tanto, son igual de graves: !Imagínate! En el mundo tres de cada cuatro mujeres, sufren diversos tipos de agresiones dentro del hogar principalmente a manos de los hombres de la familia. En México, cada año miles de niños son atendidos en los hospitales porque han sido víctimas de maltrato por parte de sus padres o algún otro familiar. Este tipo de violencia muchas veces no se considera como tal, porque mujeres y hombres, ya sea como hijos, esposos, esposas, pareja o padres y madres de familia, creen que los golpes, gritos y las amenazas son una forma "natural" de "corregir" o "educar". Sin embargo, cuando se dan conductas agresivas dentro del hogar, que dañan el cuerpo, alteran las emociones, el bienestar personal o la libertad de cualquiera de los integrantes de la familia,!Sí existe violencia! Se llama violencia intrafamiliar.
Las formas que puede tomar la violencia dentro del hogar son muchas, por ejemplo: Acciones aparentemente sin importancia como empujones, pero que, conforme la situación se complica, se convierten en lesiones cada vez más graves: golpes en el cuerpo, en la cara, en la boca, en la cabeza; golpes en el vientre durante el embarazo, encierro forzoso, encadenamiento o privación de alimentos. Es violencia física.
Este ejercicio es para que reflexiones y compartas tus opiniones con tus compañeros: ¿Tú sabías que las
manifestaciones de violencia que leímos, como por ejemplo los
golpes y las amenazas de abandono o separación, son formas de
maltrato físico y/o emocional?
Lo que hay que tener en cuenta es que la violencia, sea cual sea la forma en que se manifiesta, siempre tiene consecuencias. Éstas pueden ser sobre la salud física y mental, o sobre el bienestar material de la familia. ¿Conoces a alguien que padezca la violencia en su hogar? Piensa en esa persona, ¿cómo es? ¿Cómo se siente? Quienes viven la violencia, al mismo tiempo que sufren consecuencias sobre su salud física, también ven disminuida su autoestima; Su capacidad para relacionarse con otras personas; su confianza en sí mismos y en los demás, y su creatividad.
Para los bisabuelos, los abuelos y tal vez nuestros padres, ser hombre significaba tradicionalmente tener la autoridad, "ser el que manda"; tener el poder para hacer y decidir; ser el proveedor económico de la familia con un trabajo más duro, arriesgado y peligroso que el de cualquier mujer en su casa; Tener un desempeño sexual muy alto, es decir, "siempre estar dispuesto con las mujeres", y reprimir la expresión de emociones, sentimientos y afectos. Para nuestras bisabuelas, abuelas y tal vez nuestras madres, ser mujer significaba tradicionalmente casarse, tener hijos, dedicarse al hogar el resto de la vida, "cumpliendo la función para la que nacieron", siempre sirviendo y atendiendo a padres, hermanos, esposos, hijos y nietos.
Si lo piensas con calma, verás que todo esto que a los hombres se les enseña y exige, es muy violento para nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestras emociones, aunque no nos demos cuenta. Es como forzarnos continuamente a ser, y parecer algo que, a veces no queremos. Es como obligarnos a no ser humanos.
Así, la violencia con la que hemos sido formados y con la que hemos aprendido a convivir, en ocasiones nos lleva a hacer cosas que:
Ponen en riesgo nuestro vida a través de conductas imprudentes y arriesgadas "nomás porque sí".
Se dirigen contra las mujeres u otras personas a las que más débiles, como es el caso de la violencia intrafamiliar. Nos conducen o pueden conducir a la muerte, como son el suicidio, los accidentes automovilísticos o la provocación a pelear con armas. El suicidio, por ejemplo, es un acto intencional que busca producir la propia muerte. El incremento de los suicidios entre los jóvenes en los últimos años es un hecho en el que necesitamos reflexionar. ¿Sabías que la principal causa de muerte en México, de personas entre 15 y 24 años, es por accidentes de vehículos de motor, que la segunda causa de muerte en estas edades es por homicidio y la cuarta por suicidio?
1. ¿Qué piensas sobre las
principales causas de muerte entre jóvenes?
Para poder manejar la violencia, la que ejercemos en contra de nosotros mismos y la que podríamos ejercer contra los demás, conviene que nos analicemos y, en nuestro interior, pensemos en nuestros deseos, valores y en nuestras acciones, así como en lo que vivimos cuando éramos niños. En la búsqueda de lo que significa el ser humano están presentes nuestros valores. Cuando nos "metemos" en ese lugar que hay en el fondo de nosotros mismos, donde surgen las preguntas sobre el sentido de la vida, podemos construir las respuestas que nos permiten vivir la libertad de una manera más responsable y más agradable. Nuestros valores son las guías o los carriles que tomamos para dar orientación a nuestra conducta en la vida. Cuando nos enfrentamos a problemas grandes o pequeños, tenemos que tomar decisiones, lo hacemos de acuerdo con esos valores, pero cuando no los tenemos suficientemente claros, podemos experimentar una gran confusión y actuar haciendo daño a los demás o a nosotros mismos. Si uno de nuestros objetivos máximos, por ejemplo, es tener poder a toda costa, seguramente no pensaremos ni en las consecuencias de nuestros actos, ni en cómo afectamos a los demás. El deseo de poder es una de las principales razones por las que se recurre a la violencia.
Cuando nos encontramos en situaciones en donde predomina la violencia es importante recordar cuáles son los valores que queremos conservar para no provocarla o ser víctimas de ella.
Aprender a manejar la violencia también requiere conocer nuestros derechos, como personas y como jóvenes, y saber cómo hacerlos efectivos. Las siguientes preguntas son para que te las contestes tú mismo. No es necesario que compartas tus respuestas. 1. ¿Qué opinas sobre la relación
entre la forma en que hemos sido educados y la violencia? ¿Te interesa echar un vistazo a la manera en que te relacionas con tu pareja y en tu hogar? ¿Deseas saber qué tanta tendencia tienes para controlarte o ser violento o violenta? Si deseas hacer una exploración real de tu comportamiento contesta honestamente y sólo para ti, las siguientes preguntas: 1. ¿Consideras que tu pareja te
pertenece y que es lógico que tú seas el que mande y ella
la que obedezca? 2. ¿Buscas los defectos de tu pareja,
te burlas de ella, de su físico, su familia u otros aspectos
de su persona? 3. ¿Te molestas cuando no te dan la razón,
no ganas en una discusión o contradicen tus opiniones? 4. ¿Has denigrado o insultado a tu pareja
o a otros familiares llamándolos con apodos groseros, ignorándolos,
menospreciando sus opiniones y sentimientos? 5. ¿Tienes tendencia a amenazar
e intimidar a tu pareja o a otros familiares con actitudes prepotentes
como: miradas, tonos de voz, fintas agresivas, amenazas de abandono
o golpes si no hacen lo que quieres? 6. ¿Te crees el campeón en todo,
te sientes superior a los demás como "sabelotodo" y les pones
demasiada "crema a tus tacos"? 7. ¿Culpas a los demás por todo lo
malo que sucede? ¿Te cuesta trabajo reconocer tus errores o darles a otros
la razón? 8. Cuando te disgustas, ¿te vuelves
agresivo, insultas, rompes objetos de la casa, maldices, amenazas, actúas
poniéndote a ti o a los demás en situaciones peligrosas? 9. ¿Has golpeado, encerrado, amenazado con
una arma u objeto o forzado a tener relaciones sexuales a alguien? 10. ¿Eres de los exigen mucho, pero
no te comprometes al cuidado de los hijos o a cooperar en la casa? 11. ¿Te gusta ordenar pero no te gusta hacer
las cosas? 12. Cuando te critican, ¿te enojas y contestas"¿y?" o "¿y qué?"? 13. ¿Frecuentemente estás
a la defensiva y te enojas de cualquier cosa? 14. ¿Recurres frecuentemente a los celos
o el chantaje? ¿Eres de los que dicen "te prohibo que…"? Si contestas sinceramente y más de tres respuestas fueron afirmativas, conviene que reflexiones sobre tu forma de ser. Si respondes que sí a cinco o más preguntas, es importante que busques apoyo para controlar tu agresividad.
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Pedir o buscar ayuda no es falta de cariño o lealtad a la familia, tampoco un motivo de vergüenza. Todos estamos, como sociedad, en la responsabilidad de apoyar en la solución de este problema. Para evitar la violencia dentro de la familia es importante procurar que todos sus integrantes reciban los mismos derechos de alimentación, salud, educación y sobre todo de afecto, comprensión y respeto. También debemos crear y fortalecer los lazos de apoyo, y solidaridad entre todos los integrantes de la familia. ¿Dónde encontrar ayuda? Si vives un caso de violencia intrafamiliar
o conoces a alguien que sufra, puedes acudir a: El apoyo que ésta y otras instituciones
y asociaciones pueden brindar, es tanto para los que sufren la violencia
como para quienes son agresores y quieren dejar de serlo.
Como jóvenes, hombres, mujeres, niños, ancianos o discapacitados tenemos derecho a vivir en una familia donde: Se respete nuestra integridad física
y emocional; * Algunos de los textos presentados en este folleto fueron elaborados a partir de diversos documentos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. |
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