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Bosque húmedo, pastizales, sabanas y matorrales
desérticos |
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Bosque húmedo tropical |
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La selva tropical húmeda existía hace
mucho tiempo en las planicies costeras del sureste chiapaneco,
en la parte sur y este de la península de Yucatán,
y en la parte sur de la planicie costera noroccidental de México.
Este tipo de vegetación se extiende por la costa oriental
de Centroamérica hasta Colombia y cubre en Sudamérica
una enorme extensión de las cuencas de los ríos
Amazonas, Orinoco y otros menores en la zona ecuatorial. Existe
también en la zona ecuatorial de África y de Asia.
En México, las selvas húmedas actualmente
se han reducido mucho en extensión, quedando sólo
algunos fragmentos importantes, relativamente extensos, en Chiapas,
Campeche, Quintana Roo, Veracruz y Oaxaca, cuyo tamaño
se reduce de año en año debido a los nuevos desmontes.
La mayor parte de la selva ha sido cortada para establecer en
su lugar extensas praderas artificiales para la ganadería
o cultivos como la caña de azúcar, el maíz,
el arroz y de frutales como el plátano, el mango, etc.
Otras causas de la destrucción de la selva son la extracción
de madera, el desarrollo de la industria petrolera y la construcción
de presas.
La selva tropical húmeda se caracteriza por
sus árboles de gran tamaño que miden entre 20 y
40 metros de altura máxima, llegando algunos ejemplares
a alcanzar alturas superiores a los 50 metros. Existen muchas
especies de árboles en la selva, la mayoría poco
conocidas, aunque algunas de ellas tienen gran valor económico
por su madera y otros productos. Entre ellas se encuentran la
caoba (Swietenia macrophylla), el barí (Calophyllum brasiliense),
el cedro rojo (Cedrela mexicana), entre las maderas finas. Hay
árboles que producen frutas comestibles para el hombre
como el mamey (Pouteria zapota), y el chicozapote (Manilkara zapota).
Muchas de las especies de árboles podrían utilizarse
por su madera o para obtener celulosa, papel y otros productos,
pero se conoce poco acerca de cómo utilizarlos adecuadamente
de manera industrialmente rentable.
Los árboles de la selva húmeda, en
su mayoría, conservan las hojas todo el año, lo
que le da a la vegetación un aspecto siempre verde. Una
de las características más notables de las selvas
es que están compuestas de muchas especies de árboles
mezcladas, y rara vez alguna especie domina por su abundancia
en el conjunto.
Entre los árboles crecen muchos tipos de
plantas: pequeñas palmas, trepadoras, helechos, plantas
herbáceas de talla pequeña, árboles jóvenes
que aún no han alcanzado el tamaño adulto, y una
gran diversidad de otras plantas. Sobre los árboles crecen
muchas plantas epífitas, como las orquídeas, que
pueblan las ramas y los troncos. El suelo de la selva está
cubierto de hojarasca.
Las especies de animales que viven en la selva son
aún más variadas que las plantas; los grupos más
numerosos son los insectos y las aves, que se alimentan principalmente
de materias vegetales como frutas, semillas, hojas, néctar
y polen de las flores, aunque muchas especies son carnívoras
u omnívoras. Entre los insectos, los más conocidos
por la mayoría de la gente por su apariencia son las hormigas
y las mariposas. Entre las hormigas son notables los grandes hormigueros
de hormigas arrieras que viven cortando fragmentos de las hojas
de los árboles y acarreándolas a las galerías
de sus hormigueros para preparar un sustrato en el cual se desarrollan
los hongos que les sirven de alimento. Las mariposas de la selva
son extremadamente variables en forma, tamaño y color.
Sus larvas se alimentan generalmente de hojas y otras partes de
las plantas, y los individuos adultos de muchas especies visitan
flores para alimentarse del néctar, con lo cual realizan
una importante función de polinización.
Las aves de la selva son muy variables también
en formas, colores y tamaños. Entre las más conocidas
por la mayoría de la gente por su belleza son los tucanes
y los colibríes. Los tucanes se alimentan de los frutos
que arrancan con su poderoso pico. Los colibríes se alimentan
de néctar que absorben de las flores con su largo pico.
Entre los mamíferos de la selva encontramos
herbívoros como el mono araña (Ateles geoffroyi),
el aullador (Alouatta villosa), el tapir (Tapirus bairdi), el
pecarí (Tayassu tajacu), el tepezcuintle (Dasyprocta),
y el venado temazate. Entre los omnívoros el tejón
(Nasua narica) y la martucha (Potos flavus), el tlacuache (Didelfis
marsupialis), y entre los carnívoros las grandes serpientes
como la boa (Boa constrictor), el ocelote (Felis pardalis), la
onza (Felis yaguarundi), el trigrillo, el jaguar (Panthera onca),
el puma (Felis concolor) y las aves de presa.
Algunos animales se alimentan sólo de insectos,
como el oso hormiguero o brazo fuerte (Tamandua tetradactyla).
Muchas de las especies de mamíferos de la
selva están a punto de extinguirse en México, debido
a la destrucción de la selva y a la caza inmoderada, entre
ellas el tapir y el mono araña; también aves como
el águila arpía.
Las relaciones de alimentación que se establecen
entre los organismos de la selva es la siguiente: los árboles
principalmente, y en menor escala las demás plantas verdes,
son los productores primarios del ecosistema, debido a que pueden
efectuar la fotosíntesis. Estas plantas producen hojas,
flores, frutos, tallos y raíces a partir de los cuales
se alimentan los herbívoros. Otra parte de las plantas
no es consumida por los herbívoros y, cuando muere, sirve
de alimento a los organismos descomponedores o detritívoros
del suelo. De este modo, se puede ver que la materia vegetal sigue
dos caminos diferentes en la cadena de alimentación de
la selva. Una parte es consumida viva por los herbívoros
y otra parte es consumida muerta por los detritívoros.
Los herbívoros de la selva son principalmente
insectos, aves, mamíferos y algunos reptiles como las iguanas;
los insectos se alimentan de partes verdes como hojas, ramas jóvenes
y brotes. Otros parasitan los frutos y semillas, y algunos más,
como las termitas, horadan la madera de los troncos. Finalmente,
otros muchos se alimentan de polen y néctar, jugando un
papel muy importante en la polinización de las plantas,
transportando el polen entre diferentes flores de la misma especie
y ocasionando de esa manera su fertilización.
La mayoría de las aves herbívoras
se alimentan de frutos y semillas, y algunas especies consumen
el néctar de las flores.
Entre los mamíferos, los venados, tapires
y los monos consumen brotes y hojas jóvenes de plantas.
Los pecaríes, los tepezcuintles, las ardillas, etc., consumen
otras partes de las plantas como frutos, semillas y raíces.
Los organismos que consumen materia vegetal muerta
que viven en el suelo son principalmente gusanos anélidos,
arácnidos del grupo de los ácaros, y ciertos tipos
de insectos.
Los omnívoros son principalmente aves y mamíferos
que se alimentan tanto de partes de materia vegetal viva como
de otros animales. Entre los mamíferos más conocidos
por sus hábitos omnívoros se encuentran, principalmente,
los tlacuaches, los tejones y los mapaches.
Los carnívoros comprenden un grupo muy numeroso
de especies, principalmente de insectos, arañas, anfibios,
reptiles, aves y mamíferos que se alimentan de herbívoros,
detritívoros, omnívoros y de otros carnívoros.
Las arañas son un tipo muy conocido de carnívoros
invertebrados muy abundantes en la selva. La mayoría de
las ranas, sapos y lagartijas se alimentan de insectos.
Las aves y otros animales de mayor talla como roedores,
aves, monos, venados, etc., son devorados por águilas,
halcones, serpientes, jaguares, pumas, ocelotes y otros carnívoros
de talla mayor. Toda la compleja trama de relaciones de alimentación
de la selva es destruida casi totalmente cuando las selvas son
taladas y quemadas para establecer campos de cultivo o pastizales
permanentes. Por eso, muchas de las especies características
de la selva se encuentran ya casi extinguidas y sólo sobreviven
en pequeñas porciones de selva que todavía no han
sido alteradas por el hombre. Con la creación de reservas
biológicas se intenta proteger algunos vestigios de estas
selvas para las generaciones futuras y como lugares donde sobreviva
esta rica flora y fauna.
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Fig. 1 Bosque
húmedo tropical. |
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Bosque de pino y encino |
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Los bosques de pinos (Pinus) y encinos (Quercus)
ocupan aún muy extensas áreas: todas las zonas montañosas
del país de climas húmedos o subhúmedos a
más de mil metros de altura sobre el nivel del mar, generalmente
a altitudes en las que ocurren heladas invernales.
A semejanza de las selvas tropicales, los bosques
de pino y de encino son también comunidades en las que
los árboles predominan sobre otras formas de vida vegetal;
pero en este caso es pequeño el número de especies
de árboles diferentes de cada bosque y hay una menor cantidad
de plantas con otras formas de vida como trepadoras y epífitas.
Los pinos y los encinos conservan sus hojas todo el año,
aun en la época más seca; es decir, no las pierden
todas al mismo tiempo; por eso la comunidad se conserva siempre
verde. Los bosques de pino tienen gran valor económico
por sí mismos, ya que los pinos son árboles maderables
de los que se puede extraer, además de madera para muebles
y construcción, otros productos como leña y resina.
También los árboles se pueden utilizar para fabricar
celulosa para papel y otros usos. A pesar de esto, los bosques
de pino son cortados para establecer campos de cultivo o praderas
o son destruidos por los incendios forestales y la tala inmoderada.
En los bosques de pino habitan muchas especies de
insectos, arácnidos, anfibios, reptiles, aves y mamíferos,
aunque su diversidad no es tan grande como la de la selva tropical.
Algunos animales típicos del bosque de pinos y encinos
son la serpiente cascabel (Crotalus), la paloma torcaz, el guajolote
(Meleagridis gallopavo), el venado cola blanca (Odocoileus virginianus),
muchos roedores, como ardillas, ratas y ratones de campo, el lince
(Linx rufus), el puma (Felis concolor), el lobo (Canis lupus),
el coyote (Canis latrans), el mapache (Procion lotor) y otros.
Las relaciones de alimentación del bosque
de pinos y encinos son similares a las que se presentan en la
selva, aunque más simples debido al menor número
de especies y de formas de vida.
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Páramo de altura o tundra alpina |
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La vegetación de páramo de altura,
también conocida erróneamente como tundra alpina,
crece a más de 4,000 metros sobre el nivel del mar en las
montañas más altas del país. El límite
de la vegetación arbórea de México se encuentra
más o menos a los 4,000 metros. Los únicos árboles
que pueden establecerse a esa altura son dos especies de Pino:
Pinus occarpa y Pinus patula. Después de ese límite
las bajas temperaturas nocturnas y los fuertes vientos impiden
la existencia de árboles.
La carencia de árboles y la predominancia
de zacates, pequeños arbustos y algunas hierbas es la apariencia
característica del páramo de altura. Esta vegetación
se desarrolla cada vez más ralamente conforme se aumenta
en altura hasta el límite de las nieves perpetuas. Las
gramíneas predominantes tienen una forma de crecimiento
muy peculiar formando manojos densos que están separados
entre sí. Existen además otros arbustos y hierbas
pero a esta vegetación, en su conjunto, puede considerársele
como un pastizal de altura. Una de las especies animales más
interesantes de los páramos de la cordillera neovolcánica
es el teporingo o conejo de los volcanes (Romerolagus diazii).
Este pequeño conejo se encuentra solamente en esta región
de México y sus poblaciones están siendo peligrosamente
disminuidas por los cazadores, el pastoreo y las quemas. En el
pasado se denominaba al páramo de altura tundra alpina
debido a que éste como aquélla carece de árboles
y está dominada por plantas herbáceas capaces de
soportar las bajas temperaturas; sin embargo, el clima de la tundra
que rodea los polos es muy diferente al de las altas montañas
tropicales y las especies que la forman son muy distintas. La
tundra se caracteriza por la existencia de una capa subterránea
de agua congelada permanentemente muy cercana a la superficie
del suelo (permafrost) que existe en el páramo. pastoreo
y las quemas.
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Pastizales y sabanas |
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Los pastizales naturales, en cuya formación
no ha intervenido el hombre, cubren en México grandes extensiones,
principalmente en la región occidental de la meseta del
norte y zona de la meseta central. Extensiones más pequeñas
se encuentran en otras áreas. La sabana, en cambio, es
de extensión reducida y se localiza principalmente en la
planicie costera del sureste.
Ambos tipos de comunidades se caracterizan porque
las plantas predominantes en ellas son gramíneas del tipo
zacate o pasto, que cubren casi toda la superficie del suelo.
Los pastos o zacates son plantas muy resistentes a las condiciones
desfavorables y a los incendios, que son muy frecuentes en los
pastizales durante la época seca. Los herbívoros,
como cierto tipo de ganado, pueden comer las hojas del pasto sin
destruir los tejidos de crecimiento y matar a las plantas.
Algunos arbolitos crecen intercalados en la alfombra
de pasto, ya sea aisladamente o formando pequeños grupos
que muchas veces se encuentran a la orilla de los ríos
o estanques de agua. Estos árboles suelen ser extendidos
y de poca altura.
Los pastizales se encuentran sobre todo en regiones
que tienen una larga época seca durante el año,
en las que el clima es desfavorable para los árboles que
pueden formar bosques. Las sabanas se encuentran en zonas tropicales
generalmente muy húmedas, pero en las que algunas características
del suelo no permiten el crecimiento de árboles propios
de la selva y en su lugar se establece una pradera.
Es frecuente que los suelos de sabana sean parcialmente
impermeables, inundándose en la época de lluvias
fuertes y desecándose considerablemente durante la época
seca.
Ahora hablaremos con mayor detalle de los pastizales
del norte del país. Muchos de estos pastizales están
formados principalmente por un tipo de zacate que se llama localmente
“navajita” (Bouteloa gracilis) debido a que las hojas
tienen un borde afilado. La altura del pasto es reducida a 20
o 30 cm en la época más húmeda y existen
pocos arbustos y arbolitos creciendo aisladamente en la comunidad.
Este tipo de pastizales tiene importancia económica grande,
pues se utilizan para la ganadería extensiva, criándose
en ellos muchas cabezas de ganado que hacen del norte del país
una rica región ganadera. En el pasado, otros rumiantes
como el bisonte americano (Bison bison) pastaban en esas extensas
praderas.
Muchos de los animales que habitan naturalmente
los pastizales se encuentran muy reducidos en número o
ya extintos debido al uso ganadero de esos terrenos o a la caza
incontrolada.
Entre los grandes mamíferos que eran frecuentes
en esas zonas están los rumiantes que se alimentaban de
zacate. Entre ellos se encontraba el bisonte americano y el berrendo
(Antilocapra americana), hoy casi extintos. Otros animales herbívoros
son el venado bura (Odocoileus hemionus), el roedor conocido como
perro de las praderas (Cynomys ludovicianus), muchas otras especies
de roedores, y grandes carnívoros como el puma, el coyote
y el lobo, este último ya también casi desaparecido
de México. Los animales herbívoros más típicos
de las praderas son los rumiantes, éstos tienen un sistema
digestivo complicado que les permite digerir algunos de los componentes
del pasto.
Las relaciones de alimentación que se establecen
en los pastizales son como sigue: los principales productores
primarios de la comunidad son los zacates, que producen tanto
hojas como semillas. Las hojas son consumidas principalmente por
rumiantes e insectos, y las semillas son comidas por roedores
y aves, además de otros pequeños animales. Los rumiantes,
debido a su complejo aparato digestivo, son capaces de digerir
las hojas y tallos del zacate que contienen celulosa, sustancia
que es indigerible para la mayoría de los animales. Los
roedores, ratas y ratones de campo, y las aves se alimentan principalmente
de granos y semillas que producen los zacates. La fauna que se
alimenta de los restos de vegetales muertos es menos abundante
que en los bosques y vive en el suelo. Los herbívoros son
devorados por aves de rapiña como gavilanes, búhos,
águilas, y mamíferos como el lobo, el coyote, el
zorro, el hurón y el puma.
Cuando los animales mueren, existen otras especies
de animales que se alimentan de cadáveres que contribuyen
a descomponer la materia orgánica a sus formas más
simples. Estos son sobre todo insectos y aves carroñeras
como los zopilotes. En menor escala otros animales, como los coyotes,
pueden alimentarse de carroña.
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Matorrales desérticos |
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Este tipo de comunidad ocupa en México la
extensión más amplia, cubre gran parte de la mesa
del norte, la planicie costera noroccidental, la península
de Baja California y parte de la mesa central y de la cuenca del
Balsas. Estas comunidades se caracterizan porque las especies
predominantes son arbustos, entre los que se encuentran algunos
de formas de vida peculiares como los cactus y las yucas. Son
plantas adaptadas a la escasez de agua, tienen hojas fibrosas
y de cutículas gruesas; otras plantas presentan las hojas
pequeñas o carecen de ellas, presentando en su lugar tallos
fotosintéticos. Todas estas características tienden
a disminuir la pérdida de agua por transpiración.
Muchas plantas sólo presentan hojas en la época
más húmeda del año, y muchas plantas de corta
vida germinan, crecen, se reproducen y mueren rápidamente,
a lo largo de la breve estación de lluvias.
Los matorrales desérticos se encuentran en
climas secos con una época lluviosa corta que varía
en intensidad notablemente año con año, existiendo
años más húmedos y años muy secos.
Se extienden tanto en planicies como en zonas montañosas,
y pueden presentar apariencias diversas, dependiendo de cuáles
sean los tipos de plantas más abundantes.
Todas las plantas están adaptadas a las condiciones
de sequedad y presentan características anatómicas
y fisiológicas que favorecen el ahorro de agua. Las raíces
se desarrollan mucho, permitiendo captar la poca agua ocasionalmente
disponible.
Los organismos productores de la comunidad son los
arbustos permanentes y las hierbas que crecen durante la época
húmeda. Los herbívoros que consumen las hojas y
otras partes de la planta como frutos, semillas y tallos subterráneos
son, en su mayor parte, roedores como ratas y ratones de campo,
existiendo, además, otros animales como liebres y venados
que pastan el follaje verde de algunas plantas. Abundan las aves,
los murciélagos que se alimentan del néctar de las
cactáceas y, durante la época húmeda, también
los insectos.
Entre los carnívoros que existen en el desierto
se encuentran diversas clases de reptiles como lagartijas y serpientes,
aves de rapiña, como halcones, búhos y gavilanes,
y algunos mamíferos de talla mayor, como el puma y el coyote.
No faltan las aves carroñeras que consumen cadáveres,
como los zopilotes.
Debido a la gran extensión de los desiertos
mexicanos y a que las tierras en que se encuentran son difícilmente
utilizables por la falta de agua, este tipo de comunidades son
las que mejor se han conservado hasta el momento sobre extensas
áreas.
La flora y la fauna desértica mexicana se
encuentran entre las más ricas del mundo, existiendo en
ellas muchas familias de plantas que comprenden muchas especies
de gran interés para los científicos: las cactáceas,
como los diferentes tipos de nopales, órganos y biznagas,
los agaves como el maguey (Agave) en sus muchas variedades, las
yucas (Yucca), etc. Algunas plantas tienen importancia económica
como el ixtle, especie de maguey del que se extrae fibra para
cuerdas; la candelilla (Euphorbia antisiphillitica), que produce
una cera que tiene muchos usos industriales; la jojoba (Simondsia),
que produce una cera líquida que puede ser utilizada para
fabricar cosméticos y lubricantes; el guayule, que produce
un tipo de caucho que puede ser usado industrialmente; y el mezquite,
que produce forraje y vainas comestibles para el ganado. Muchas
otras especies del desierto pueden llegar a ser importantes para
la economía del país.
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Fig. 2 Matorral desértico.
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Diga
a cuál bioma pertenece la comunidad en que usted vive
y describa en las siguientes líneas las razones para
clasificarla de esta manera. |
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