Esta expresión indica que el calor transferido
en un cambio de estado no depende de la temperatura, pero sí
de la cantidad de sustancia, representada por la masa. La constante
L es característica de cada material y está
determinada por sus propiedades moleculares.
El hecho de que la temperatura no aumenta o disminuya
en los cambios de estado, pero que para lograrlos se requiera
de cierta cantidad de calor, nos lleva a preguntar qué
ocurre en la materia con ese calor latente.
En la descripción molecular y atómica
de la materia, como hemos visto, los estados se representan por
el movimiento de las moléculas y los átomos. En
el caso de los sólidos, las moléculas y átomos
vibran sin desplazarse de un lugar a otro debido a fuerzas que
impiden que se separen.
Cuando la temperatura llega a la requerida para
el cambio de fase (por ejemplo, de sólido a líquido),
las moléculas y los átomos se encuentran agitados,
pero aún no logran superar las fuerzas que los mantienen
en posiciones fijas.
La cantidad de energía requerida para lograr
que esas moléculas y átomos se liberen y puedan
desplazarse es el calor latente, que aumenta la energía
cinética, tanto de las moléculas como de los átomos,
y permite que una sustancia pase de sólido a líquido
o de líquido a gas y, a veces, de sólido a gas.
En el caso de que el cambio de estado requiera de
una disminución de la temperatura, el calor latente es
la energía transferida por la sustancia.
La representación molecular implica que los
átomos y las moléculas pierden energía cinética.
Si el cambio es de gas a líquido, por ejemplo, las moléculas
de moverse libremente lo harán con mayores restricciones,
y al pasar a sólido, vibrarán localmente.