Unidad 3 Tema 3  

 

A veces, cuando hablamos de ser el responsable, nos referimos a alguien que provocó alguna situación negativa y entonces asociamos responsabilidad con culpabilidad pero es exactamente al revés, pues en dicho caso se trata de “irresponsable”.

Cuando no tomamos la responsabilidad de algo, buscamos culpables pues nos sentimos víctimas y, por lo tanto, no cambiamos de vida, pues creemos que son los demás quienes tienen el control de las situaciones. En cambio, si somos responsables, sabemos que nosotros mismos hemos creado nuestra vida y tenemos el poder de cambiarla.

Tenemos, por ejemplo, el caso de Pedro, cuando el camión se atoró en el paso a desnivel, inmediatamente pensó que “alguien” debía ser el “culpable” y, por consecuencia, que él sólo era víctima de la situación. Pedro no se dio cuenta de que él cometió un error al aceptar el camión con más carga de lo normal.

Y tú, ¿qué tan responsable eres?

Lee en qué consisten los elementos de la responsabilidad, da clic en cada una de las piezas del rompecabezas.


1. Definir y asumir siempre las responsabilidades que te corresponden.

Si no tenemos claro cuáles son nuestras responsabilidades, es importante preguntar al jefe inmediato para que nos explique exactamente qué es lo que nos toca hacer, cómo tenemos que hacerlo y cuáles son los productos que deberemos obtener. Una vez que lo tengamos claro, debemos hacernos conscientes de que nosotros somos los encargados de hacerlo... ¡Y hacerlo bien!

2. Seguir fielmente las instrucciones que recibes.

Las instrucciones de trabajo son las indicaciones que nos hacen nuestros jefes o supervisores para realizar el trabajo, y se refieren no sólo a las actividades que tenemos que realizar, si no también a la forma en que debemos hacerlas y al resultado esperado. Estas pueden ser verbales o escritas. Si no entendemos bien las instrucciones, es conveniente preguntar y enseguida hacerlas o llevarlas a cabo de manera fiel, tal y como nos indicaron. En caso de que ya durante el trabajo nos demos cuenta de que podríamos hacerlas de otra manera con mejores resultados, es importante hablarlo con el jefe, la jefa, el supervisor o la supervisora.

3. Programar diariamente tus actividades y metas.

Las actividades que realizamos tienen resultados y es fundamental proponernos metas más altas a alcanzar, ya sea en cantidad de lo que hacemos o bien en calidad, es decir, obtener productos mejores. Para lograrlo, podemos definir diariamente qué es lo que vamos a hacer y qué resultados vamos a lograr.

4. Concentrarte en la realización de las tareas que te tocan.

Al tener definido lo que vamos a hacer y lo qué vamos a lograr, resulta más fácil concentrarnos en hacerlo bien, esto implica no desperdiciar nuestro tiempo ni nuestros recursos y no distraernos en cosas que no nos corresponden.

5. Realizar tus tareas con calidad.

Hacer el trabajo con calidad es, en primer lugar, “ser competente”, es decir, saber hacer las cosas y hacerlas bien, pero también es hacerlas siempre lo mejor posible, para lo cual, es conveniente capacitarte. Consulta el módulo Ser mejor en el trabajo que te da información valiosa para que puedas mejorar tus actividades laborales.

6. Analizar y evaluar las propias acciones y resultados.

Mejorar permanentemente la manera de hacer nuestro trabajo y sus resultados, implica estar atentos y analizar lo que estamos haciendo continuamente.