En México, si bien los índices de fecundidad han descendido, el número de hogares ha aumentado en las últimas tres décadas; para el 2000, según datos del Censo General de Población, éstos suman más de 22 millones. Si bien el 68% de las familias entra en la categoría del llamado “hogar nuclear”, su composición ha variado drásticamente, de tal forma que en el 20% de estas familias las mujeres viven solas con sus hijos (hogares monoparentales) y son la única fuente de sustento económico del hogar.

 

El acelerado proceso de urbanización e industrialización, la expansión del trabajo asalariado y del mercado de consumo, así como la creciente presencia de la mujer en la actividad económica extra doméstica y los avances registrados en la educación y la salud, son algunos de los procesos que han condicionado las transformaciones de la estructura y las relaciones familiares en el México contemporáneo.

Consideramos a la familia como un espacio de sociabilización diverso, complejo y cambiante, donde la mayoría de los seres inician su proceso de crecimiento y desarrollo así como de aprendizaje de las relaciones con los demás.

 

La función social que se le ha atribuido al núcleo familiar es tratar, de satisfacer las necesidades básicas de sus miembros: alimentación, vivienda, salud, educación y afecto, así como la transmisión de valores, costumbres y tradiciones; en ella se inicia el proceso mediante el cual cada persona forma su identidad y la manera en cómo percibe su entorno.

Se privilegia el reconocimiento de la diversidad de familias, su importancia como grupo de apoyo económico, moral y de convivencia, y su papel como instancia formativa de actitudes, valores, usos y costumbres para las nuevas generaciones.

El enfoque se centra principalmente en la equidad de género; el desarrollo del proceso de empoderamiento; los derechos y valores humanos, y la prevención del riesgo.

Desde la perspectiva de género se pretende, de manera transversal y a través de todos los materiales educativos, el reconocimiento de las diferencias sexuales, culturales y sociales entre hombres y mujeres, y de la necesidad de brindar igualdad de oportunidades a ambos, así como de identificar y transformar progresivamente sus roles y erradicar la violencia en la familia hacia las mujeres, hijos e hijas, personas adultas mayores y con capacidades diferentes, con base en el desarrollo de la autoestima y del mundo afectivo y relacional.

Asimismo el eje promueve el conocimiento, el respeto y el ejercicio de los derechos humanos de todos los integrantes de la familia, a partir del reconocimiento de la condición de cada uno de ellos y se proponen mecanismos para el establecimiento de reglas o normas dedicadas a preservar la libertad, la igualdad de oportunidades, y el bienestar de sus integrantes.

También se tiende al fortalecimiento de: la dignidad de las personas; la convivencia armónica familiar y con su entorno, el respeto a sí misma, a los demás y a la pluralidad de ideas; la libertad de expresión; que sustente sus acciones en la práctica de valores y principios de igualdad, equidad, responsabilidad, respeto, justicia, cooperación y participación social.

En lo correspondiente a la metodología:

Se parte de un enfoque integral que retoma elementos biológicos, psicológicos, sociológicos, culturales y busca favorecer habilidades que mejoren las relaciones familiares y con el resto de la sociedad, así como estrategias para el reconocimiento, la comunicación y manejo efectivo de riesgos, que conlleven a la conservación de su integridad física y emocional.

En los materiales se provoca situaciones de análisis de casos y de toma de decisiones, que se organizan en relación con diferentes tipos de familia, contextos y experiencias con el fin de favorecer la reflexión sobre sí mismas y sobre otros entornos, así como de su relación con otras instancias sociabilizadoras como la escuela.

En el eje, la evaluación de aprendizaje conlleva la realización de acciones de coevaluación así como de actividades concretas de aplicación –campañas, promocionales, indagaciones, visitas, entre otras en su entorno familiar, comunitario, y con la propia persona.

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