Antología

11. Los mediadores en las comunidades tzeltales*

El trabajo que desempeña el mediador o melsanwanej (palabra tzeltal que significa “estar en medio”) en las comunidades tzeltales recoge las experiencias ancestrales y las prácticas de los antepasados mayas en las formas de hacer justicia mediante sus propias tradiciones.

Los mediadores son elegidos para servir a su comunidad. Trabajan conjuntamente con los principales para buscar una solución justa a los conflictos que se presentan en las comunidades, explorando los caminos posibles para volver a encontrar la armonía perdida. Los principales son autoridades morales (personas rectas y honestas) elegidas por la comunidad que velan por la tradición heredada de los antepasados.

Cuando hacen su juramento, los mediadores reciben el bastón de mando y se hincan sobre un petate. El petate significa que la autoridad toma cargo para mantener entrelazadas las hojas con que está hecho el petate, es decir, para mantener la unidad y la armonía con justicia y verdad dentro de la comunidad.

Los mediadores son también apoyados en sus trabajos por los coltaywanej (promotores de derechos humanos), quienes velan y educan en sus comunidades sobre los derechos individuales y colectivos y denuncian las violaciones a éstos. En lengua tzeltal, la palabra autoridad significa: el que tiene un trabajo, por lo tanto, ser autoridad se entiende como un servicio a la comunidad. Incluso no se les paga por hacer su trabajo; más bien las autoridades “pagan” con su trabajo.

Un promotor de derechos humanos explica un aspecto importante cuando va a iniciar su trabajo como mediador: “Ya, sentados, les pido que no hablen más con este tono de voz (gritándose). Casi siempre empiezan a ser más razonables. Bajando la intensidad de la voz suavizas la ira un poco”. Otro compañero mediador señalaba: “En el momento en que tenemos un pleito, ¿qué hacemos? [...] Tenemos que ver las causas. Si el problema es muy grave de tratar, y si se sigue deteriorando, tenemos que buscar a otro compañero que sepa bajar el tono a la disputa”.

Un mediador insistía en lo importante que es ser imparcial, es decir, no tomar partido por ninguna de las personas que están en conflicto: “Tienes que ver a la gran persona, al hombre bueno, al buen ser en las dos partes. Si te duele tu corazón, no puedes ser el mediador. [...] Si te duele como parte de la comunidad, es otra cosa. Pero si te duele por una de las personas, no. Por eso no se puede buscar al papá o al hermano, siempre el mediador tiene que ser de una familia distinta de las dos partes. Por eso se necesitan varios mediadores, para elegir a la persona más indicada en cada caso. O sea, no hay mediador ‘oficial’. Entre los que hay, se debe buscar uno”. Él mismo agrega: “Algo muy importante es ‘tolerar, tolerar, tolerar’. Porque te van a querer agredir, te van a querer jalar para su lado, te van a querer doblar para que seas de uno o de otro grupo”.

La mediación en las comunidades tzeltales requiere del trabajo en equipo. Un equipo de mediación se integra por tres parejas: el principal y su esposa, el mediador y su esposa y el promotor de derechos humanos y su esposa. Cuando el conflicto ha estallado de manera violenta y no hay posibilidad de diálogo entre las partes, el mediador con su pareja, habla primero con cada una de las personas por separado. Una vez que las partes están dispuestas a dialogar, se inicia el encuentro con el apoyo del equipo mediador.

En el encuentro entre las partes, lo primero que hace el equipo mediador es reducir las tensiones; en algunos casos son necesarias varias pláticas para lograrlo y también para que cada una acepte su responsabilidad en el conflicto. Después deben encontrar las causas que provocaron el problema y trabajar en ellas. Luego, deberán pensar conjuntamente en las posibles soluciones del problema y el restablecimiento de las relaciones; una vez que se ponen todos de acuerdo en la mejor solución (la más justa), las partes se comprometen a cumplirla. Todo este proceso se realiza con el apoyo del equipo mediador, pero quienes toman las decisiones son las partes.

El siguiente paso consiste en participar en una ceremonia en la que, entre otras cosas, se formaliza y se firma el compromiso de las partes, delante de dos testigos (que también deben firmar) de la comunidad, del equipo mediador y de las autoridades comunitarias.

Actualmente existen parejas de mediadores y de promotores de derechos humanos, llamadas también jueces tzeltales, que cubren centenares de comunidades en unos cinco municipios de Chiapas.

* La explicación sobre el papel de los mediadores en las comunidades tzeltales está documentada en: SIPAZ “El regreso de corazón. Justicia y reconciliación en la tradición indígena” Informe SIPAZ, Año 4, núm.3, agosto 1999. www.sipaz.org/informes. Adaptación: Ma. de los Ángeles Alba Olvera.