Aquel aspecto oscuro llamado autoestima

 
 

 
La palabra autoestima es un término que la mayoría de nosotros ha escuchado y, sin embargo, poca atención se le pone. Cuando hablamos de que estimo a tal o cual persona, nos referimos a que la queremos, cuidamos, respetamos y que se trata de alguien en quien, en un momento dado, podemos confiar. Esto precisamente es algo de lo que nos olvidamos cuando se trata de nosotros mismos: ¿cuántas veces hemos olvidado cómo cuidarnos, respetarnos y confiar en nosotros?
 
 
Esto sucede en diversos momentos de nuestra vida por diferentes circunstancias. Por ejemplo, cuando sentimos que no hemos hecho o logrado algo que habíamos planeado; cuando nos aqueja alguna enfermedad o cuando nos damos cuenta del rechazo o la reprobación que existe de un ser querido hacia nosotros. Todo esto hace que dudemos de nosotros mismos, nuestras capacidades y logros. La autoestima, cuando se encuentra bien desarrollada, da la sensación de bienestar y orgullo.
 
Esto sucede en diversos momentos de nuestra vida por diferentes circunstancias. Por ejemplo, cuando sentimos que no hemos hecho o logrado algo que habíamos planeado; cuando nos aqueja alguna enfermedad o cuando nos damos cuenta del rechazo o la reprobación que existe de un ser querido hacia nosotros. Todo esto hace que dudemos de nosotros mismos, nuestras capacidades y logros. La autoestima, cuando se encuentra bien desarrollada, da la sensación de bienestar y orgullo.
 
Por lo tanto, mientras trabajemos en nosotros mismos, como por ejemplo en aquello que no nos gusta acerca de nosotros, en lo que queremos llegar a ser, y seamos congruentes con nuestras necesidades, más fácil será mantener una autoestima adecuada. Estoy hablando de que las personas que se responsabilizan de su bienestar personal y mantienen actividad para llegar a sus metas, manejarán mejores niveles de autoestima.
 
En pocas palabras: la pasividad es el peor enemigo de la autoestima. Por eso, el ser congruente, y activo con nuestra propia vida disfrutándola, traerá consigo la sensación de tranquilidad, que sabemos cuidarnos a nosotros mismos, el autorespeto y la confianza.
 
Ana T.G. Paullada. Aquel aspecto oscuro llamado auoestima, en Addictus, México, año 1, núm. 5, 1995.