*  
    ¡Hola! ¿Acaso nos conocemos ya? Sí. ¿No? Déjame decirte un poco acerca de mí. Yo no me asocio tan fácilmente con cualquier persona. Sólo escojo a aquellos que me saben apreciar y únicamente cuando la ocasión es adecuada. Te he escogido a ti porque gente como tú es muy especial para mí; porque personas como tú son muy receptivas a mis muchos talentos. ¡Estás ansioso de conocerme mejor!
  Y muy pronto, cuando tengamos contacto, una gran atracción física surgirá entre nosotros. Continuaremos nuestro encuentro: yo, llevándote por el camino, un camino puramente de éxtasis físico; tú, sin avergonzarte por haberte entregado completamente en nuestra primera cita. ¡Todo lo que sentirás es regocijo y suplicarás por más!
Te he
escogido
a ti porque
gente
como tú
es muy
especial
para mí;
porque
personas
como tú
son muy
receptivas
a mis
muchos
talentos.
Al principio nuestra atracción será exclusivamente física, pero debes comprender que es una fase muy importante de nuestra relación: confía en que esto será algo mucho más profundo. Conforme nos
vayamos conociendo, tu interés, además de físico, pasará a ser emocional: aprenderás a venir a mí con tus problemas, porque no sólo te ayudaré con ellos, sino que te quitaré la pena tan
profunda que estos te producen. Te daré lo mejor que tengo: seré paciente y, yo sé, con el tiempo te entregarás totalmente a mí.
 
  Cuando tu estés conmigo te sentirás comprendido, reconfortado y seguro. Yo despejaré tu mente; haré desaparecer tus problemas y te llenaré el alma de placer. Conmigo sentirás que puedes conquistar el mundo: como si tuvieras una llave especial que te lleva a la felicidad. Sentirás que vives de nuevo. Yo seré la respuesta a tus plegarias sin respuesta. Pronto te preguntarás cómo has podido vivir sin mí.
Pero es en ese preciso
instante que dejas de ser
mi amante y te conviertes
en mi víctima. ¿Qué te parece?
Mi meta final es aniquilarte,
y ya he empezado a hacerlo.

A medida que nuestra relación prospere, empezarás a excluir a otros de tu vida... pero está bien. Tu sabes que yo te puedo dar todo lo que necesitas. Seré tu amante, tu mejor amigo y confidente. Siempre estaré a mano cuando me necesites. Esto te lo probaré cada vez y te darás cuenta de que no necesitas de nadie más:
cuando yo esté contigo, los demás te parecerán inadecuados e innecesarios.

Así, cada vez nos veremos más seguido y decidiremos que es totalmente impráctico no vivir juntos. Nos mudaremos el uno con el otro y nuestra vida será una bella experiencia. Todo lo haremos juntos: nadar en el océano, ir al cine y a reuniones con nuestros amigos, bailar... y siempre que sientas la necesidad, haremos el amor. Nuestra relación no tendrá peleas ni argumentos: yo me dedicaré totalmente a ti, sabiendo que tú harás lo mismo conmigo.

  Pronto te darás cuenta de que has dedicado tu vida a mí ... y sucederá más pronto de lo que te imaginas. Te tomaré por sorpresa y te preguntarás si no debes pasar algún tiempo solo: después de todo, la gente dice que es bueno pasar algún tiempo solo, aun cuando estemos enamorados. Y, acéptalo, estás completamente enamorado de mí. Así que te decides a estar solo, a pesar de que no es lo que quieres. Empezarás por pasar el día en alguna
aventura solitaria, haciendo algo que siempre has querido hacer sin mí. Después de varias horas, cuando te des cuenta de que no te estás divirtiendo y comprendas que me echas de menos más de lo que imaginaste, sentirás un terrible vacío y pensarás en regresar a casa, conmigo. Te enojarás un poco, porque no fuiste capaz de cumplir la promesa que te hiciste a ti mismo: pero racionalizarás y decidirás que no tienes que regresar a casa, sino que quieres regresar a mis brazos.
 
Cuando pases por la puerta, tu corazón se llenará de placer: vendrás corriendo a mí: te tomaré en mis brazos y te abrazaré tan fuerte que sentirás dolor, pero no te importará. Si bien no verás mi cara cuando te abrace, yo tendré una sonrisa de satisfacción, porque este es el momento que he estado esperando, porque no pudiste pasar todo el día lejos de mí. Te tengo por fin donde he querido tenerte: no tienes otro camino. No puedes vivir sin mi ¡y eso me encanta!    
  Pero es en ese preciso instante que dejas de ser mi amante y te conviertes en mi víctima. ¿Qué te parece? Mi meta final es aniquilarte, y ya he empezado a hacerlo. Pero mis métodos son lentos: lo puedo hacer lentamente porque no podrás dejarme, aun sabiendo que te estoy matando. Este es precisamente el placer que tengo: en ello radica su belleza: ¡tú escoges cómo morir y me dejas a mí hacerlo!  
    ¿No me reconoces todavía? Deberías... porque esta relación ha sido entre tú y yo: estamos íntimamente ligados, y ahora estoy esperando pacientemente que regreses a mí. Te seguiré a dónde vayas y te esperaré: porque yo puedo esperar para siempre... Tú lo sabes: soy la droga de tu elección.
   

* Bejos, Mario, «Testimonio» en Addictus , año 2, núm. 8, octubre-noviembre, 1995, México.