|
|
|
|
|
|
|
La
palabra autoestima es un término que la mayoría de nosotros
ha escuchado y, sin embargo, poca atención se le pone. Cuando hablamos
de que estimo a tal o cual persona, nos referimos a que la queremos, cuidamos,
respetamos y que se trata de alguien en quien, en un momento dado, podemos
confiar. Esto precisamente es algo de lo que nos olvidamos cuando se trata
de nosotros mismos: ¿cuántas veces hemos
olvidado cómo cuidarnos, respetarnos y confiar en nosotros?
Esto sucede en diversos momentos de nuestra vida por diferentes circunstancias.
Por ejemplo, cuando sentimos que no hemos hecho o logrado algo que habíamos
planeado; cuando nos aqueja alguna enfermedad o cuando nos damos cuenta
del rechazo o la reprobación que existe de un ser querido hacia
nosotros. Todo esto hace que dudemos de nosotros mismos, nuestras capacidades
y logros. La autoestima, cuando se encuentra bien desarrollada, da la
sensación de bienestar y orgullo.
|
|
|
Entonces ¿de qué depende
que podamos sentirnos con una buena autoestima? Pues depende básicamente
de nosotros mismos y de qué tanto trabajemos en su desarrollo. Aquellas
personas que basan su bienestar en lo que reciben de los demás, tendrán
mayor dificultad para confiar en sí mismos, saber detectar qué
es lo que necesitan y qué quieren hacer. |
|
Por lo tanto, mientras trabajemos en nosotros mismos, como por ejemplo
en aquello que no nos gusta acerca de nosotros, en lo que queremos llegar
a ser, y seamos congruentes con nuestras necesidades, más fácil
será mantener una autoestima adecuada. Estoy hablando de las personas
que se responsabilizan de su bienestar personal y mantienen actividad
para llegar a sus metas: estas personas manejarán mejores niveles
de autoestima.
En pocas y sencillas palabras: la pasividad es
el peor enemigo de la autoestima. Por eso, el ser congruente y
activo con nuestra propia vida, con responsabilidad y disfrute, traerá
consigo la sensación de tranquilidad, de que sabemos cuidarnos
a nosotros mismos, el autorespeto y la confianza.
|
|
|
|
|
|
|
|
* T.G.
Paullada, Ana. Aquel aspecto oscuro llamado auoestima en Addictus, año 1,
num. 5, marzo-abril, 1995, México. |
|
|
|